Surcando el Mekong!
Para llegar a Luang Prabang, la ciudad más grande del norte de Laos y primer destino en este país, optamos por coger un barco lento desde la frontera con Tailandia (concretamente desde el pueblo de Huayxay). Ha sido una de las fronteras más fáciles de cruzar a pie que
nos hemos encontrado (mero trámite burocrático y muy tranquila).
La ruta en este barquito de madera, cubierto únicamente por un techo, dura 2 días en total, ya que se hace una noche intermedia en otro pueblo rural llamado Packbeng. É
ste está totalmente preparado para esta función y cuenta con una calle principal de unos 300m de largo, llena de hostels y restaurantes muy baratos. También encuentras bungalows con más comodidades pero para una sola noche elegimos uno de los más baratos.
El barco va lleno de turistas y algunos locales y cada día navegamos alrededor de 7 horas. Los paisajes preciosos, sobre todo cuanto más al sur te encontrabas, es decir ya casi llegando a Luang Prabang. Montañas cársticas de nuevo, como en la costa del mar Andamán, que contrastan con la tierra verde y los locales y los animales haciendo vida en las orillas del río (pescando, bañándose, comerciando, etc…).
Para muchos pueblos, el único punto de acceso es un pequeño “muelle” (pequeña playa o roca grande donde poder bajarte con mayor facilidad) donde los barcos paran para descargar provisiones de todo tipo: comida, bebida, mantas, ropa, colchones, cestos de madera. Una vez en tierra, con el cargamento, a subir/trepar hasta llegar al pueblo, la mayoría de las veces escondido tras los árboles o las montañas.
Si viajas sin prisa, es totalmente recomendable, aunque a veces tanto tiempo sentado se haga algo pesado, es algo único.
Luang Prabang
Nada más llegar al muelle de Luang Prabang nos encontramos con dos chicas catalanas que están trabajando en la ciudad con workaway (a cambio de alojamiento y comida) y nos recomiendan precisamente el hostel para el que trabajan. Hay que coger antes un tuktuk porque estamos lejos y por supuesto que tienes a la mafia de turno, con el monopolio y por tanto sin poder negociar el elevado precio que nos cobran… Terminamos yendo al hostel de Sandra y Ana, situado a 3 minutos andando del mercado nocturno.
En la ciudad, donde se aprecia la enorme influencia francesa, desde la estética de los edificios hasta en la gastronomía, aun puedes encontrar un mercado nocturno local que aunque era principalmente de trapitos, escondido se hallaban varios buffets tirados de precio (claro que por aquí unos días después pasó factura…jejeje). Allí conocimos a Chris y Javi, dos chilenos super simpáticos, y a un chico japonés super tímido que apenas hablaba inglés pero se reía de vez en cuando.
Templos budistas, montículos para disfrutar del atardecer, puentes de bambú construidos por familias en temporada seca que desaparecen por completo en la época de lluvias… Es agradable y un par de días son suficientes para disfrutar de Luang Prabang. Un tercero sin duda puede emplearse en visitar las cascadas más bonitas que hemos visto hasta ahora (aunque nos han chivado que en Lleida hay unas parecidas!).
Son las waterfalls de Kouang Si. Están situadas a unos 40 minutos en tuktuk del centro de la ciudad, pero también se puede ir en moto.
Es increíble y desde que entras prácticamente vas viendo cascadas, no de mucha altura pero sí de aguas turquesas y entorno boscoso chulísimo. Hay un recinto donde cuidan algunos osos rescatados, y no hemos leído sobre el programa de reinserción en su hábitat que tenían, pero en realidad daba un poco de pena porque era como el zoo, no dejan de estar “encerrados” (como digo, no hemos leído nada sobre la organización que los cuida allí, solamente es lo que vimos).
Lo interesante es subir hasta el lugar escondido, que en realidad ya conoce todo el mundo. Si vas a primerísima hora de la mañana eso sí, lo tendrás casi para ti solo. Tras subir una gran pendiente por la jungla, a un lado apareció la cascada con una cola de agua de unos 10 metros cayendo sobre una poza de agua turquesa, tapando una pequeña cueva…
Otra poza más grande es la siguiente en recoger el agua que cae por las rocas, y ésta acaba con otro desnivel cortado (aunque no hay mucha altura al otro lado) y le da un efecto de “infinity pool” natural precioso. Todo un lujo disfrutar de este paraje durante varias horas! Cuando empezó a llegar más gente, nos fuimos. En temporada menos calurosa merecerá la pena seguro pasar el día entero, aunque sorprendentemente es en esta estación seca cuando se disfrutan mejor, por la cantidad de agua (en época de monzón se debe desbordar haciendo difícil el acceso a ellas).
Por la tarde-noche habíamos quedado con una pareja, Phil (suizo) y Ebru (turca) que conocimos la tarde anterior que llevan viajando en moto bastante tiempo, sobre todo él, que empezó en Suiza. Al ratito aparecieron de nuevo Chris y Javi acompañados por Jaquie y Bruno (Brasil, viajan en bici). Phil y Ebru cumplieron su palabra y sí, habían comprado queso gorgonzola y todos salivábamos alrededor. Faltaba el vino….y por eso fueron él y Gin a comprarlo 🙂 (sería el equivalente a uno de 2€ de España, y aquí costó unos 14€) por eso nos supo tan bien este lujazo de aperitivo…
De ahí…ya que estábamos animados seguimos con alguna cerveza a orillas del Mekong a oscuras y con un olor de vez en cuando a cienaguita, pero cantando canciones antiquísimas en español (hasta Ebru la turca se las sabía!).
Nongkhiao
Pueblo pequeño y rural pero muy adaptado para el turismo. Hostels, restaurantes (no muchos), y un par de empresas que organizan trekkings por la zona y reservan tickets de barco, autobús, etc…vamos que actúan como agencia también, como suelen hacer casi todas.
Estos días estuvimos muy relajados. Además de estar en un entorno natural precioso, rodeados por montañas, con el río a 15 metros de la habitación (y no había muchos mosquitos…jeje), empezamos a notar bastante lo que unos amigos nos habían comentado: no vengas con prisa a Laos. En efecto, suelen tardar bastante por ejemplo a la hora de servirte en un restaurante. Los hostels suelen tener restaurante y la casa propia de los dueños, con lo que en ocasiones si quieres comer…tienes que buscar al personal, que pueden estar o bien charlando con la vecina dos calles más abajo, durmiendo en el salón (la siesta, la siesta de antes de comer, la cabezadita de media mañana…). Menos mal que son un encanto, se ve que es su ritmo, la cultura de la no prisa para nada.
Como Gin estuvo un poco afectado por alguna bacteria…optamos por no hacer ningún trekking largo y solamente subir al mirador del pueblo que tanto nos recomendaban. Fueron 45 minutos de subida y una media hora de bajada, pero el terreno estaba muy empinado y el calor húmedo…cual sauna. Mereció la pena porque las vistas fueron espectaculares del atardecer y nos alegramos de no haberlo dejado para la mañana siguiente.
Aquí conocimos a Alba (Barcelona) que nos acompañará unos días por Laos!
[…] de recorrer los principales atractivos turísticos del Norte de Laos (Luang Prabang, Vang Vieng y Vientiane) y tras comentarios positivos de otros viajeros, decidimos hacer el llamado […]