Pokhara es una ciudad tranquila, al menos la parte más cercana al lago, que es también la más bonita y visitada por los turistas, y sirve de campamento base para realizar los trekkings por el Annapurna circuit, así como para realizar otros deportes de aventura: rafting, parapente, rutas en bici por la montaña, etc…Nosotros hicimos un trekking de 5 días, nivel amateur y Gino lo cuenta mejor en un post dedicado a nuestra aventura en la montaña :).
Nos encontramos a gusto desde el primer momento a pesar de que continúan los cortes de electricidad durante ciertas horas del día: es limpia, comida apetecible (desde el nepalí dal bhat parecido al thali indio, hasta pizzas de masa fina deliciosas), y tiene un ambiente un tanto bohemio, así que decidimos quedarnos más días de los previstos, también para ver si se despejaba el cielo de nubes y disfrutar de las vistas del Dhaulagiri, Annapurna y Manaslu, todos por encima de los 8000 m, que pueden ser vistos rodeando al lago… Pero las nubes no se fueron, es más, descargaron varias tormentas fuertes acompañadas de lluvias intensas (aunque no es época de monzones).
A finales de febrero está comenzando la segunda temporada alta (la primera es entre octubre y mediados de noviembre), por lo que aún no tenemos problemas para conseguir mesa en los diversos bares/restaurantes de la calle principal, ni tuvimos que compartir el baño con muchos huéspedes en nuestro hostel.
Nuestra habitación situada en la parte de la azotea, era la más grande y conseguimos que nos mantuviera el precio al ampliar nuestra estancia. Teníamos compañía, aparte de salamandras, había 3 conejos que cuidaban los dueños, pero siempre querían colarse en nuestra habitación. Uno de los días, cayó el diluvio universal, era la primera vez que llovía tras la estación seca, y tuvimos que acogerlos porque el agua ya les cubría la mitad del cuerpo y no se movían del miedo.
Ram, nuestro casero durante el fin de semana (de lunes a viernes estaba su hermano a cargo del hostel), subió para desatascar los canalones porque el agua estaba a punto de meterse en nuestra habitación, y al ver que sus animales estaban a salvo, nos dio las gracias y se bajó de nuevo a sus quehaceres (sí, nos dejó ahí cuidando de los animales, que no pasa nada, pero…cuando los conejitos empezaron a secarse y a dejar de tener miedo empezaron a corretear por la habitación. Cosas que solo te pasan en lugares como este…).
Pero Ram es un buen tipo, nos explicó en 2 minutos la ruta de trekking y los sitios donde debíamos parar para hacer noche. También nos aconsejó sobre cruzar la frontera a India por otra zona que nos viene mejor para ir a Calcuta (desde donde cogeríamos un vuelo a Bangkok). Tenía razón, ahorramos tiempo pero fue la peor experiencia en India, en ese pueblo fronterizo llamado Raxaul donde pasamos la peor noche con diferencia de todo el viaje.
En Pokhara se aprecia la vida local, en especial cuando te alejas de la zona del lago, aunque es justo aquí donde vemos cómo juegan al fútbol los equipos de la liga local, en un campo/prao, con dos porterías. Este deporte sigue atrayendo masas en cualquier parte del mundo. Había espectadores tanto en el campo, sentados en el suelo o en algunos bancos y también en las terrazas de los bares/restaurantes colindantes. Los ganadores de la liga salieron a celebrarlo por las calles de Pokhara subidos en sus motos, alzando el trofeo, tocando el claxon y gritando de alegría.
Hablando de deporte, teníamos que coger fuerzas para el trekking ya que no estamos en nuestro mejor momento físico, y empleamos una mañana en subir a la “World Peace Pagoda”. Para ello hay que coger un barquito de madera, con remera a cargo, hasta la orilla desde donde comienza la caminata para subir la colina en cuya cima está la pagoda. El trayecto por el lago solo dura 20 minutos, pero es bonito. La subida a la colina dura unos 45 minutos y es todo el rato escalera de piedra. El paseo es muy bonito pero nos hace pensar sobre si podremos aguantar los 5 días de trekking…( y sí, ¡lo conseguimos! :))
Los días que pasamos en Pokhara después de vivir una de las mejores experiencias del viaje, el trekking, el tiempo no acompaña, y aprovechamos para ponernos al día con el correo y otras gestiones. La vida nocturna sigue estando muy parada, pero una de las noches nos acercamos a un conciertillo de gypsyjazz en el bar de uno de los hoteles de la calle principal donde aprovechamos para cenar y tomarnos una cervecita para despedirnos así de la ciudad, y de Nepal…
Hemos disfrutado mucho de este país, uno de los más pobres del mundo, con pocas comodidades pero con unos paisajes, un encanto y unas personas especiales.