Montaña, arrozales y dos días de caminar. En general nos decepcionó un poco por lo explotado que esta el trekking. Recomendamos hacerlo en moto durante más de dos días para explorar mejor la zona. El trekking se hace con guía (siempre son mujeres). Pero parecía la gran vía, y eso que no era la temporada más alta. Además, te acompañan durante todo el trayecto dos o tres chicas más que intentan ayudarte cada vez que el camino se complica mínimamente (lo cual a mí a veces me vino genial) pero no lo hacen de forma desinteresada, ni tendrían por qué hacerlo.
Te tienden la mano constantemente, intentan entablar conversación y te regalan objetos hechos a mano con plantas que van cogiendo por el camino, hasta que llegan a su pueblo…y te enseñan los productos que llevan en la cesta. En ese momento si no les compras nada te sientes la persona más horrible del mundo, y caes…Pero llegas al restaurante donde se ha organizado la comida (que está incluida en el precio del trekKing, si lo has contratado previamente como fue nuestro caso), y aparecen 10 señorinas más para venderte otras tantas cosas…
Esa noche nos alojamos en un homestay (un albergue) y conocimos a un grupo de 4 amigos de Luxemburgo de unos 25 años, super majos. Coincidimos además con otra pareja (ella vietnamita y él americano), y dos hermanos australianos que viajaban juntos, también de unos veintitantos.
Ayudamos a la familia que regenta el homestay a hacer la cena ¡y estos sí que nos pusieron a currar de verdad! empezando por ayudar al niño de la casa de unos 8 años a recolectar hierbas aromáticas en el jardín. Estuvo guay J y todo riquísimo. El alojamiento estaba incluido en el precio pero no la bebida que cada uno consumiera en la casa (agua y cerveza), aunque nos invitaron a infinitos chupitos de una especie saque vietnamita (no recordamos el nombre y no sé si queremos, uff, uff…..muy duro, pero al parecer no da nada de resaca).
Nuestra guía era super joven y simpática, y el segundo y último día de trekking nos llevó a su pueblo y a su casa, donde estaban su marido y sus dos niños (de 2 años y 9 meses respectivamente). La casa era una cabaña muy modesta con un patio donde los cerdos campaban a sus anchas. El marido ahora cuida de los niños y ella ingresa el dinero para la familia trabajando como guía. Aprovechó para dar de comer al más peque (para mí que ese fue el principal motivo de ir a su casa J) y después continuamos andando un rato más, cruzando huertos y saltando muros, hasta el lugar donde comeríamos y donde nos recogerían para volver a Hanoi.
Vietnam ha sido un país que nos ha encantado, recomendable para visitar tanto si tienes solo 15 días como si tienes 3 meses.
La gente es agradable, se viaja fácil por las infraestructuras y comodidad de los transportes y la comida está deliciosa.
Sobra decir que los paisajes son preciosos…
